Recordarlo hoy nos sirve para tenerlo presente y entender que no nos puede volver a pasar. Pero también para conocer y recordar cómo eran las vidas de estos adolescentes, historias que nos invitan a participar, a militar. Está última palabra es definida por Emilce Moler (sobreviviente de aquellos hechos) como "dejar de pensar en uno mismo, para pensar enteramente en el otro".
Compartimos con ustedes una foto de la baldosa que recuerda a una de las víctimas, María Claudia Falcone, quién tenía 16 años cuando fue arrancada de su casa. Esta baldosa está en la misma vereda que nuestro colegio, quizás la vimos muchas veces, pero nunca la miramos con detenimiento:
Y les dejamos un video breve, en el cual Emilce Moler nos cuenta cómo era su vida a los 16, cuando fue secuestrada.